
El Banco Sabadell ha crecido en tiempos de crisis. La entidad con domicilio actual en Alicante ha multiplicado su capital social casi por diez durante el siglo XXI. En este tiempo ha pasado de ser un pequeño banco de carácter regional a la cuarta entidad española en número de activos, además de una presencia creciente a nivel internacional. Actualmente posee una cuota del 8,01% del mercado nacional en crédito y del 6,96% en depósitos y fondos de inversión. Sus activos han experimentado un aumento del 40,94% en los últimos cinco años.
En todo caso, su pionera salida de Cataluña en octubre de 2017 -fue la primera empresa del Ibex 35 en cambiar su domicilio fiscal por la incertidumbre generada tras los acontecimientos independentistas- no se ha traducido en una consolidación de sus resultados. El 2018 ha sido un año duro para la entidad presidida por Josep Oliu, con el valor de las acciones bordeando el euro y una rentabilidad cada vez más reducida. Su situación actual ha dejado el valor del banco en 5.630 millones, una disminución del 39,7% con respecto al año anterior.
Su capital y activos se han mantenido estables, sin embargo, es el único banco nacional del Ibex 35 que ha visto menguar sus beneficios en 2018, con una bajada del 59,06%, y también el que más ha sufrido en el mercado bursátil. Todo ello a pesar de haber aumentado los ingresos por comisiones netas un 9,1% en el último ejercicio, alcanzando los 1.335 millones de euros.
Repasando las últimas décadas, el aspecto más relevante de la evolución del Banco Sabadell ha sido el elevado número de adquisiciones de entidades financieras. Desde el año 1996 hasta el periodo actual, el Sabadell ha sido capaz de engullir una docena de sociedades que han hecho multiplicar sus reservas. Fue el primer banco que se hizo con una caja, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), la cual se agenció por un solo euro.
Más cara le salió su última adquisición en 2015, el TSB, una unidad de negocio del banco inglés Lloyds Bank. A los 2.300 millones de euros desembolsados han tenido que añadir posteriormente cientos de millones más, con el fin de sufragar las pérdidas ocasionadas por los graves problemas de orden tecnológico surgidos en el proceso de migración del banco.
Viviendo de las arcas públicas
El Banco Sabadell, al igual que otras muchas entidades financieras de ámbito privado, se ha beneficiado de leyes diseñadas para privilegiar el acceso al dinero de la banca por encima de los países, obteniendo miles de millones con la intermediación. Así, el Banco Central Europeo (BCE) presta dinero de forma casi gratuita a la banca -0,25% de interés-, mientras que niega invariablemente a los Estados necesitados de financiación. En este escenario, en marzo del 2017 el Sabadell participó en una subasta de liquidez del BCE por un importe de 10.500 millones de euros, que se sumaron a otros 10.000 millones tomados en el año anterior bajo este mismo esquema.
El proceso de adquisición de la CAM, que llegó a ser la cuarta caja española en recursos captados, también contó con el abrigo del Estado. A través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) se dispuso una aportación de 5.249 millones de euros, con el fin de sanear la entidad del agujero económico ocasionado durante la etapa del Gobierno del PP de Francisco Camps. Esto significa que la competencia del Banco Sabadell, de manera involuntaria, formó parte del respaldo que aseguró el traspaso. Para apuntalar la operación, se dotó también de un seguro que cubre el 80% de las pérdidas ocasionadas por los activos inmobiliarios heredados, cuyo valor bruto asciende a 24.600 millones. En la actualidad, estos activos han pasado a manos de fondos de inversión como Cerberus o el Deutsche Bank bajo el mismo Esquema de Protección de Activos, sin que esta cobertura pierda vigencia hasta el año 2021.
Más allá del negocio bancario
La acumulación de activos inmobiliarios ha desembocado en la reciente venta de varias carteras por un valor total de más de 12.000 millones de euros. Detrás de estas operaciones se encuentra también el BCE, que ha apremiado a la banca para que se deshaga de sus activos inmobiliarios. Al igual que sucede con otras entidades financieras españolas, el Sabadell ha encontrado compradores entre los fondos de inversión extranjeros, súbitamente interesados en controlar y maximizar beneficios con el mercado de la vivienda de España. El pasado mes de febrero anunció su disposición a vender su gestora inmobiliaria Solvia Desarrollos Inmobiliarios, operación asesorada por Rothschild, S.A. En la misma dirección, el pasado mes de abril se cerró la venta del 80% de Solvia Servicios Inmobiliarios al Grupo Intrum, transacción que ha reportado unas plusvalías de 138 millones de euros al Sabadell.
La entidad de origen catalán también puede presumir de tener sus propias sociedades de inversión en productos de primera necesidad. Por más de diez años, el fondo Sabadell Commodities FI sigue operando en el mercado de la alimentación y materias primas, dentro del Bloomberg Commodity Index, especulando con el precio del maíz, trigo o metales preciosos.
En los últimos tiempos, el Banco Sabadell ha vuelto a diversificar sus inversiones en otro sector vital: la sanidad. Después de que su inversión en la concesionaria hospitalaria Ribera Salud no diese los resultados esperados, en mayo del 2018 han dado un giro con la puesta en marcha de un fondo de capital riesgo de nombre Sabadell Asabys Health Innovation Fund, con el objetivo declarado de alcanzar los 60 millones de euros.
“La banca paga muchos impuestos”
Esta reiterada declaración de Jaume Guardiola, consejero delegado del Sabadell, se ubica aquí en el verano de 2018. Era la época en la que Unidos Podemos empujaba al Gobierno de Pedro Sánchez para poner en marcha un impuesto a la banca. Desde el sector protestaban por estar ya obligados a colaborar con el FGD o sufrir un Impuesto de Sociedades de un 30%, superior al de otros sectores. Los banqueros pusieron pie en pared y presionaron para conseguir que el PSOE se olvidara de la propuesta. Finalmente, el Gobierno suprimió esta iniciativa y lo restringió al impuesto de transacciones financieras.
Pese a las quejas, la banca se encuentra lejos de cumplir con el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades. Los propios datos del Banco Sabadell arrojan una tributación media del 16,35% en los últimos cinco años, aunque la información de la Agencia Tributaria, cuando se hace pública, refleja un pago efectivo mucho menor en el sector bancario. Entre los años 2011 y 2014, el Sabadell ha recibido varias inspecciones por parte de Hacienda, relacionadas, entre otros casos, con el pago de Impuesto de Sociedades, que se encuentran en la actualidad en la fase de alegaciones. Este banco rehusó facilitar a La Marea los datos de los últimos cinco años relacionados con el pago efectivo de esta tributación.
La adscripción del Banco Sabadell al código de buenas prácticas tributarias tampoco ha supuesto ningún obstáculo para la tenencia de 172 sicavs, sociedades de capital variable que tributan al 1% y que se encuentran en la órbita del grupo. Muchas de ellas llegaron con la compra del Banco Urquijo, entidad que se caracterizaba por gestionar muchos de los patrimonios de las clases acaudaladas del país.
El último Informe de transparencia del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa calificó al Banco Sabadell como una de las empresas más opacas del Ibex 35. En este documento se hacen eco de la existencia de consejeros que han ocupado cargos de responsabilidad pública, contraviniendo las recomendaciones de Transparencia Internacional.
Las auditorías del banco han sido realizadas desde hace 34 años de manera ininterrumpida por la firma PriceWaterhouseCoopers (PwC). Desde el año 2015 existe una legislación que restringe la relación entre firma auditora y sociedad auditada a un máximo de diez años, con posibilidad de prórroga cuatro años más bajo condiciones que hasta ahora no ha venido cumpliendo el Sabadell.
La casualidad ha querido que, el que fuera responsable de la División de Auditoría de PwC entre 2006 y 2013 y socio de esta empresa desde 1986, Manuel Valls Morató, ejerza actualmente como presidente de la Comisión de Auditoría dentro del Banco Sabadell. Valls también forma parte del Consejo de Administración de la entidad, que ha declarado su compromiso a cambiar la auditora habitual por KPMG, con el fin de realizar las cuentas anuales de los ejercicios 2020-2022.
Embudo de género en puestos directivos
Este año el Banco Sabadell ha recibido el Distintivo de Igualdad en la Empresa, proporcionada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, por su labor en el desarrollo de las oportunidades profesionales entre hombres y mujeres. Con los datos en la mano, el número de mujeres directivas se ha duplicado en los últimos cinco años, si bien existe todavía un importante margen de mejora, ya que el porcentaje actual apenas representa un 25% del total.
El Cómité de Dirección, uno de los órganos más elevados del banco, está compuesto por siete hombres y una mujer, mientras que el Consejo de Administración lo componen actualmente trece hombres y tres mujeres, lo que se traduce en una representación del 18,75% en el principal núcleo de dirección del grupo financiero.