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Del textil a los fondos de inversión: los dueños del Sabadell

Mucho ha cambiado la propiedad del Banco Sabadell desde que en 1881 lo fundara un grupo de industriales del sector textil de la localidad que da nombre al banco. Esta entidad se creó con el fin de dar cobertura a los procesos de compraventa de lana, tejidos, carbón y demás materias primas necesarias para el desarrollo de la actividad económica de la ciudad. Entrados ya en los años sesenta, el progresivo desmantelamiento de esta industria provocó la mutación de las inversiones del banco y, en los últimos tiempos, un profundo cambio en el perfil de sus mayores accionistas.

Al principio de los noventa, los datos de la Asociación Española de Banca (AEB) reflejaban la existencia de más de 30.000 accionistas, entre los que se encontraba una buena parte de la burguesía de la comarca. La llegada de Josep Oliu a la dirección cambió radicalmente este escenario. El presidente con más poderes en la historia del banco dio un giro que culminó en el año 2001 con la entrada del Sabadell en Bolsa.

En este nuevo terreno de juego, el propósito del máximo mandatario era buscar accionistas institucionales que proporcionaran protección de cara a su exposición en el mercado bursátil. En la biografía de Josep Oliu, El banquero estratega, se recoge la apresurada carrera de negociaciones efectuadas en el año previo, donde encontraron solamente el apoyo del BCP portugués, que entró en el accionariado del banco con un 8,5% de las participaciones. Su presidente, Jorge Jardim Gonçalves, se convirtió así en el primer consejero ajeno al entorno del Sabadell, puesto que mantendría durante ocho años.

La escasez de tiempo para apuntalar la operación obligó al Sabadell a entrar también en contacto con La Caixa, que finalmente adquirió el 15% de las acciones del banco. Este acuerdo se materializó mediante el traspaso de Banco Herrero. La inclusión en el IBEX 35 coincidió con su competidor catalán convertido en accionista mayoritario. Sin embargo, sus nuevos intentos de ampliación de capital se toparon con la negativa del Banco de España, que no quería ver cajas de ahorros comprando bancos. La situación se resolvió con la salida de La Caixa en el año 2006, eso sí, llevándose un beneficio de 651 millones de euros. Esta masiva venta de participaciones colocó efímeramente en el puesto de accionista mayoritario a Enrique Bañuelos.

A partir de 2007 empezó a cobrar fuerza en el accionariado un grupo de empresarios de origen catalán que constituyeron una family office llamada Famol, mediante la cual gestionaban sus acciones. El objetivo principal era superar la barrera del 5%, cifra mínima necesaria para poder esquivar impuestos a la hora de repartir dividendos. Famol es el acrónimo de Joaquín Folch-Rusiñol, propietario de Pinturas Titán; Isak Andic, dueño de la textil Mango; un histórico accionista del Sabadell de apellido Mir; el presidente Josep Oliu y José Manuel Lara García, hijo del que fue presidente del Grupo Planeta y de Atresmedia.

La familia Lara contaba también con Inversiones Hemisferio, otra sociedad que estuvo entre los mayores dueños del banco hasta el año 2012. Este negocio ha terminado resultando ruinoso para el clan, hasta el punto de hacer quebrar la sociedad en el año 2018, como resultado de unas pérdidas estimadas en más de 400 millones de euros. Los Lara, junto a empresarios catalanes como Andic y Foch-Rusiñol, se abalanzaron en el año 2006 para adquirir acciones de La Caixa, que por entonces cotizaban a 8,1 euros. La caja catalana abandonaba su condición de máximo accionista del Sabadell y vendía su participación del 12,45% por un total de 1.295 millones de euros.

Un 2,96% fue a parar al banco suizo UBS, mientras que el resto se repartió entre consejeros del banco y accionistas destacados. Las sucesivas ampliaciones de capital realizadas por el Sabadell diluyeron el valor de estos títulos más de un 25% en dos años. En la actualidad, con la acción cotizando a ras del euro, la salida del empresariado catalán del Sabadell es prácticamente completa.

Enfrentado a la necesidad de un relevo inversor, el banco recurrió esta vez a capital foráneo, concretamente latinoamericano, centrado en las figuras del mexicano David Martínez Guzmán y de Jaime Gilinski, de origen colombiano. Ambos entraron en el accionariado del banco en el año 2013, comprando a 1,6 euros por acción.

Desde entonces y hasta el pasado 2018, Winthrop Securities Limited ha venido siendo el segundo mayor accionista del Sabadell. En septiembre de ese año desaparece esta sociedad y aparece en su lugar la firma Fintech Investments, ubicada en Luxemburgo. Ambas son propiedad exclusiva de David Martínez Guzmán, un empresario que se hizo multimillonario comprando la deuda de países en crisis. Esta última firma pertenece a Fintech Advisory, un fondo de inversión que representa los intereses de las familias más pudientes de su Monterrey natal. En marzo del 2014 fue nombrado consejero del banco, cubriendo la plaza que dejó vacante Andic, ya dedicado por completo a Mango.

A Jaime Gilinski lo conoció Oliu en 2010 a través del famoso banco de inversión Rothschild, según se recoge en la biografía del banquero catalán. De familia multimillonaria, Gilinski multiplicó su fortuna al comprar la filial colombiana del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), la única entidad hasta la fecha que ha reconocido haber blanqueado capitales provenientes del narcotráfico. También trató de sacar beneficio con la compraventa de Bancolombia, un proceso que desembocó en un conflicto judicial de demandas y apelaciones durante más de diez años.

La entrada de Gilinski en el accionariado se llevó a cabo a través de una ampliación de capital de 275 millones de euros. A cambio, el Sabadell le entregó el 5% de las acciones y adicionalmente le concedió un crédito de 201 millones a una de sus sociedades domiciliadas en Panamá. A los dos meses de entrar en el accionariado, el Sabadell le compró el JGB Miami y en el año 2015 el 5% del capital del Banco GNB Sudameris, dos de los bancos controlados por el magnate colombiano. Esta última entidad fue vendida con beneficios el pasado mes de marzo.

Del total de 235.523 accionistas que contabiliza la memoria del Banco Sabadell, sobresalen 37 que poseen el 47,88% del accionariado. Oliu ha tratado de blindar el banco con un 53% de inversores institucionales. Sin embargo, en nochebuena del año pasado se descorchó la posibilidad de venta libre de acciones, dejando sin efecto el pacto parasocial firmado en 2006 que restringía a los titulares la transmisión de sus acciones a terceros. Algunos analistas económicos consideran que este movimiento abre la posibilidad de que el banco pueda sufrir una opa, proceso de compra o fusión, si bien desde el Sabadell no se prevé ningún proceso de consolidación a corto plazo.

El carácter de los nuevos máximos accionistas de la entidad corresponde al perfil del gran inversor contemporáneo, que ocupa de manera creciente el principal índice bursátil del país. En la actualidad, estas posiciones corresponden a Blackrock y al mencionado David Martínez Guzmán. Blackrock está considerada la mayor sociedad de gestión de inversiones del mundo. Este fondo de origen estadounidense, fundado por algunos de los socios del quebrado Lehman Brothers y de First Boston, entidad absorbida por Crédit Suisse en 1990, aumenta día a día su influencia dentro del Ibex 35, siendo ya uno de los accionistas mayoritarios del Banco Santander, BBVA, Telefónica, Repsol, Iberdrola, ACS o Merlin Propierties, la mayor socimi de España. Con una participación del 5,003%, es el máximo accionista del Banco Sabadell. Su presencia en la banca española le convierte en juez y parte, ya que también asesora al BCE en los test de estrés realizados a la propia banca.

El pasado 18 de febrero, David Martínez Guzmán cambió el 3,10% de las acciones que poseía su sociedad Fintech Investments y las puso a su nombre. En la misma operación, amplió su propio capital como consejero hasta el 3,49%. Fueron unas semanas en las que la acción registró mínimos históricos y que movilizó a varios consejeros y directivos del banco, como David Vegara, Manuel Valls o Miquel Montes, para comprar títulos con el fin de revalorizar la marcha de la entidad.

En el punto de mira de los grandes accionistas se encuentra recuperar la rentabilidad sobre recursos propios perdida por gran parte de las entidades financieras, una situación que afecta muy especialmente al Sabadell. En el II Encuentro Económico Asegurador, celebrado el pasado mes de octubre, el presidente Josep Oliu afirmaba que actualmente “los bancos tenemos problemas de rentabilidad”, añadiendo que algunos factores como “impuestos crecidos o inseguridad jurídica hacen que la llegada de los beneficios se tenga que ir prorrogando”. Será interesante comprobar en lo sucesivo las maniobras que ponga en práctica el sistema financiero para conseguir sus declarados objetivos.

*El porcentaje de los accionistas mayoritarios se encuentra actualizado a fecha 8 julio de 2019

 

Artículo publicado en lamarea.com

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