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El banquero preocupado por Podemos: Josep Oliu sí que puede

“Los bancos no son nada, los bancos son sus accionistas”. El principal problema del sector bancario es que tiene “muy poca rentabilidad”. Situación provocada por “diferentes torpedos, como impuestos crecidos, inseguridad jurídica, etc”. Elevar estas rentabilidades se presume necesario por el bien de España: “un país tiene que tener muy claro que, si su sistema financiero no consigue esto irá en contra de la estabilidad financiera y en contra del propio país”.

Son afirmaciones con las que iba mostrando su visión de la actualidad financiera el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, en el II Encuentro Económico Asegurador organizado por la Mutualidad de la Abogacía el pasado 26 de octubre.

El personaje que amplió su popularidad en 2014 al reclamar un Podemos de derechas, se mostró disconforme con el ambiente de inseguridad jurídica que, a su juicio, vive el país, con una posible resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el horizonte que puede afectar a los Índices de Referencia de Préstamos hipotecarios (IRPH) marcados por la banca, o con las modificaciones que se barajaban en esas fechas sobre el impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD). Con una sinceridad digna de elogio, el banquero resolvió su propia preocupación: “A nosotros nos da igual, si a partir de ahora se establece que lo tiene que pagar el banco pues lo pagará, ya se encargará el banco de ver de qué manera esto se repercute en el coste de la hipoteca”.

Los que conocen su personalidad afirman que la empatía no es una de las cualidades de Oliu. En El banquero estratega, su única biografía publicada hasta la fecha, Raquel Lander le describe como un presidente inteligente y con capacidad para delegar en sus colaboradores. De oratoria mejorable y un poco torpe en las relaciones sociales fuera de su círculo de confianza. Este economista devenido en banquero hace vida social solo cuando es estrictamente necesario. A pesar de tener un gran bagaje intelectual le cuesta disimular la tensión, lo cual desemboca en ocasionales salidas de tono.

Quizás estas características se encuentren detrás del confuso discurso esbozado en el referido encuentro económico. Además de mostrar sus inquietudes sobre el sector financiero, Oliu tuvo tiempo para hablar de la tensión política generada –a su parecer- por la población envejecida y también por la juventud; los primeros, por el “desconfort y la incertidumbre que les genera la revolución digital, por lo que terminan votando opciones populistas, como hemos visto en nuestro propio país”. Con los jóvenes, el problema parece encontrarse en su dificultad para entender el mundo actual. Según la visión del presidente, “están educados para el mundo romántico, no se adaptan a la actual evolución digital y sus nuevas modalidades de negocio, por lo que se terminarán convirtiendo en perdedores”.

No es el caso de Josep Oliu, que ha estado posicionado en el lado de los ganadores desde edades bien tempranas. Hijo del anterior director general del Banco Sabadell, estudió dos años en la elitista ESADE -cuya matrícula multiplica por 10 el precio habitual de las universidades públicas- antes de ingresar en la -todavía más exclusiva- Universidad de Minnesota, en la que recibió clases de cuatro premios Nobel en economía: Thomas Sargent, Christopher Sims y Robert Shiller y Leonid Hurwicz, con quien realizó la tesis.

 

El clan de los minnesotos

En aquellos años, graduarse en Economía por esta universidad suponía comprar muchas papeletas para alcanzar el éxito. Eran pocos y estaban muy solicitados. En su biografía, Lander enumera un buen número de compañeros con los que Oliu tuvo la oportunidad de coincidir. Hizo muy buenas migas con Andreu Mas-Colell, un destacado economista barcelonés que ha sido profesor en la Universidad de Harvard y conseller de Economía y Conocimiento en el govern de Artur Mas.

Allí también conoció, entre otros, al economista Alfredo Pastor, a Julio Viñuela, economista del Estado, y a personalidades como Xavier Casamiglia, Paulina Beato, Teodoro Millán, Salvador Barberà, Albert Ballesteros o Sindo Oliveros, que ha trabajado en el FMI, en el Banco Mundial y que forma parte del grupo de escalada de Oliu. El grupo fue bautizado en su día por el periodista Xavier Vidal-Folch como el clan de los minnesotos. Después de 40 años siguen celebrando juntos el día de acción de gracias.

Al volver de Minnesota, la labor profesional de Josep Oliu se desarrolló en el ámbito académico. Consiguió una plaza como profesor en la Universidad de Oviedo, siendo el primer catedrático de Teoría Económica en la historia de este centro. Después de ejercer durante dos años, su amistad con la minnesota Paulina Beato, por entonces directora de estudios del Instituto Nacional de Industria (INI), le facilitó la entrada en este organismo, donde ejerció como director general de planificación desde 1984 hasta su entrada al Sabadell.

 

Protagonista en el desmantelamiento industrial español

En el INI se reencontraría también con Alfredo Pastor, bajo la dirección de Carlos Solchaga, por entonces ministro de Industria y Energía. A Pastor le ascendieron a director general, momento en el que Oliu pasó a ser director de planificación. El presidente del INI era Luis Carlos Croissier, posterior Ministro de Industria en el gobierno de Felipe González, primer presidente de la CNMV y con quien Oliu trabaría una buena amistad. Hoy se sienta en el Consejo de Repsol y preside Adveo Group, la antigua Unipapel. Croissier fue quien inició la llamada reconversión industrial de España.

El INI registraba unas pérdidas millonarias. La solución adoptada por el grupo de economistas que ingresaron en la administración en aquellos años fue hacer liquidación del Instituto de Industria. Su labor consistía en el estudio financiero de alrededor de 70 empresas, algunas de ellas –Hunosa o Altos Hornos del Mediterráneo- con graves problemas económicos, mientras que otras sí generaban beneficios, como Endesa, o Ence.

Josep Oliu tenía un equipo formado por una veintena de personas, entre las que se encontraba también su amigo Teodoro Millán. Llegado el momento, en el Ministerio de Economía se impuso el grupo que estaba a favor de privatizar, entre los que se encontraba Oliu. La reconversión supuso la destrucción de 60.000 empleos entre 1983 y 1989, el desmantelamiento de algunos sectores estratégicos -minero o naval- y el cierre o la privatización de la mayoría de las empresas públicas. El coste global, entre aportaciones al fondo patrimonial del INI y aportaciones específicas para reestructuración de sectores en crisis, alcanzó los 2,2 billones de pesetas, según los datos del ensayo INI, 50 años de industrialización en España, de Pablo Martín Aceña y Francisco Comín.

En todo caso, la etapa madrileña fue una de las más felices y fructíferas para el futuro banquero. Le sirvió para conocer el funcionamiento de la administración del Estado y también para hacer contactos de primer nivel, muchos de ellos relacionados con el PSOE, como Joaquín Almunia, Pedro Solbes, Narcís Serra, Carlos Solchaga, Javier Solana o Miguel Ángel Fernández-Ordóñez.

 

Entrada en el Banco Sabadell

Corría el año 1986, el mismo que Emilio Botín sucedió a su padre en el Banco Santander, cuando el director general del Sabadell, Joan Oliu, convenció a su hijo Josep para ingresar en la entidad. Se le asignó un cargo de nueva creación, que le permitió supervisar e ir conociendo un oficio bancario que hasta entonces le resultaba ajeno. Uno de sus primeros cometidos fue el análisis de las cuentas del Banco Atlántico, de cara a una hipotética adquisición.

En aquellos años, el Sabadell era un banco provincial que contaba con algo más de 25.000 accionistas y estaba controlado por la burguesía textil de la ciudad. La llegada de Josep Oliu, que en 1991 logró convertirse en el primer consejero director general con capacidad ejecutiva en la historia del banco, supuso una transformación radical de la entidad financiera.

Poco a poco, Oliu fue introduciendo a personas de su confianza en el Consejo, iniciando también una política de fichajes –como Jaime Carvajal, que venía de Lehman Brothers- que fueron cambiando las estructuras y las maneras habituales de proceder dentro del banco. Por otro lado, las sucesivas ampliaciones de capital llevadas a cabo durante los años siguientes fueron erosionando el poder de los accionistas originarios.

Con una política de constantes adquisiciones bancarias –hasta catorce desde el año 1996-, a través de la entrada de grandes inversores, Oliu, ya con el cargo de presidente, fue convirtiendo el pequeño banco local en una multinacional con salida a Bolsa en el año 2001. Solo tres años después entró a formar parte del Ibex 35.

 

El clan Oliu

En el año 2003 Josep Oliu y su mujer, María Victoria Quintana, decidieron crear una sociedad de nombre Torrellimona, en referencia al lugar donde celebraron su boda. Se trata de una entidad dedicada a la promoción inmobiliaria y la compraventa de fincas urbanas y rústicas, donde Quintana aparece actualmente como administradora única y que cuenta con un capital de más de 12 millones de euros. María Victoria Quintana. procede de familia ilustrada, Oliu la conoció a través del clan de Minnesota, como prima de Antoni Bosch-Domènech. Aunque también es economista siempre se ha dedicado al mundo de la publicidad. En la agencia Summa coincidió con Mario Eskenazi, creador de todo el programa de imagen corporativa del Sabadell.

El hijo mayor -producto de su primer matrimonio- de Josep Oliu, Jaume Oliu Barton, siempre ha estado enfocado en el mundo financiero. Realizó un postgrado en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros, CEMFI, creado por el Banco de España para formar a las nuevas élites económicas. Desde que entró en 2014 a trabajar en el Sabadell, se ha dedicado a la gestión de los activos inmobiliarios de la entidad a través de Solvia, así como de otras sociedades o socimi pertenecientes al Grupo Sabadell. También la hermana del banquero, Concepción Oliu, trabaja desde hace años en la entidad catalana. Actualmente se encuentra al frente de Sabadell Professional y Barcelona BStartup, un programa de desarrollo empresarial dirigido a las nuevas generaciones emprendedoras, esas que sí entienden la evolución digital.

Al margen de su actividad dentro del Sabadell, Josep Oliu tiene la oportunidad de seguir desarrollando su perfil economista en diversos centros de pensamiento que ejercen función de lobbies, como es la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), uno de los think tank de ámbito económico más influyentes del país. También pertenece al Círculo de Economía y al Foro Puente Aéreo, formado por empresarios de Madrid y Barcelona con interés en el acercamiento de estas ciudades, y que se han posicionado en los últimos meses en contra del proceso independentista catalán.

Artículo publicado en lamarea.com

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